Crearon un juego de mesa con “preguntas profundas”

Compartieron aula y en el secundario formaron parte de un grupo de amigas. Saben todo sobre sus vidas porque siempre tuvieron charlas a fondo. Josefina Cinalli y Belén Fera son las creadoras del juego Desconectados que propone hacerse preguntas que impulsan a tener charlas diferentes, personales y para algunos hasta incómodas. Cómo nació este emprendimiento cargado de emociones

Belén Fera (25) y Josefina Cinalli (26) se conocen desde la primaria, cuando compartían aula en el St. Catherine’s Moorland School y hoy son socias y creadoras de un juego que nació de una charla existencial a las 3 de la mañana, hace tres años en plena pandemia y hoy se vende como pan caliente: es el número uno en Mercado Libre. Se trata de Desconectados, un juego de mesa que conduce a charlas profundas, no tiene reglas y el ganador es el “momento”.

En esa conversación las chicas se preguntaban cómo se sentían en sus vidas. “El mundo se había parado y todos nos estábamos replanteando qué era lo que nos gustaba hacer”, recuerda Josefina, que en 2020 ya se había recibido en la carrera de Economía, había hecho un intercambio en España, trabajado en una empresa de seguros y hacía una maestría en negocios digitales. Los modelos de negocios, sobre todo el emprendedurismo, encendió una chispa en Josefina, cómo poner en práctica la teoría para algo propio. Por su parte, Belén terminó el secundario sin tener claro qué estudiar y terminó eligiendo Administración de Empresas, porque en el colegio le gustaba involucrarse en los temas de negocios que hablaban los varones, donde le gustaba ser parte y distinguirse como mujer. En la elección también influyeron mandatos familiares, porque Belén sintió que tenía una fuerte inclinación por lo social, estudiar psicología, por ejemplo, y en ese momento no se animó a hacerlo. En medio de replanteos, cuestionamientos, prolongó su carrera pero se recibió.

Las amigas venían teniendo bastantes charlas sobre qué las motivaba en la vida, cuáles eran sus pasiones, aquello que les gustaba y lo que no. “Y en medio de esa conversación, Belu me dice ‘quiero arrancar con un emprendimiento´. Y yo hacía cuatro meses que venía con mucha teoría, presentando proyectos de emprendimientos para cada materia, empapada en el tema”, cuenta Josefina, que tenía varias ideas para crear algo propio pero todavía no se veía arrancando un proyecto. Hasta que Belén se convirtió en el motor de este nuevo emprendimiento En Palabras, que las convirtió en socias y desde entonces no para de crecer.

“Acá hay algo”

A diferencia de Belén, dice Josefina que siempre le costó mucho cuestionarse, profundizar en sí misma, la introspección y después el cómo contárselo a los demás. ”En las conversaciones con ella me pasaba lo contrario, siempre muy profundas, igual que en su casa en la que hay una apertura para hablar de cosas, en su casa tenía conversaciones distintas. Y el aislamiento social me hizo consciente de que no las estaba teniendo y que los extrañaba”, explica. Y contrasta: “En mi casa siempre se habla de economía, de política y capaz no tanto como esto de qué le gusta a uno, cómo fue el día de uno, cómo se siente uno. Y yo sabía que tenía esa necesidad y dije “acá hay algo”. En ese momento, había aislamiento físico y una necesidad inmensa de interactuar, pero el éxito del juego fue creciendo sin parar desde entonces y la pandemia ya quedó atrás. Desconectados continuó su recorrido.

Belén y Josefina, que con personalidades distintas se complementan, pensaron en un emprendimiento que tuviera un impacto social. Y hacerse preguntas fue la respuesta. Buscar algo donde sumergirse en las profundidades y conectar con uno mismo. “Queríamos algo que estuviese al alcance de todos. Queríamos encontrar un formato que fuera más universal”, dice Belén.

Al día siguiente de idear este juego, se juntaron para hacer un brainstorming de preguntas. La investigación para hacer el juego fue hacia adentro, qué preguntas las movilizaba, cuáles les parecían incómodas, las que cuestan contestar.

“Yo tenía siempre esa inquietud de hacer todas esas preguntas que yo me estaba haciendo al resto. Tal vez a otras personas les cuesta más abrirse. Eso es lo que el juego es capaz de hacer, es un rompehielos”, expresa Belén, que también sostuvo muchas conversaciones con personas que hacen terapia para llegar a más preguntas.

Antes de lanzarse el juego, que llamaron Desconectados, pasó por un período de testeo: se usó en familia, con amigos, casero, con cartas salidas de la impresora. Con ellos, este focus group, obtuvieron las primeras reacciones genuinas.

Belén llevó el juego de mesa a una comida familiar un domingo con tíos y primos, sin contar que había detrás. En sus encuentros no suelen tocar temas profundos, sino pasar el rato y divertirse. Cuenta que algunos lloraron de emoción con alguna pregunta, otros se pudieron abrir y también, entre todos los primos recordaron con los ojos llorosos a su abuelo que había fallecido 10 años antes. “Fue muy fuerte. No sabía si me iban a agradecer o me iban a matar. Fue una sorpresa para todos llegar a la emoción, y de repente a la risa y que fuera todo compartido”, recuerda. Ella iba tomando nota, y las preguntas se iban puliendo, y fueron probadas con amigos, con quienes la pasaron bárbaro.

“El juego no tiene ganador. El momento es lo que se gana”, explica Josefina. Las creadoras del juego proponen una dinámica de sacar cartas al azar y lo ideal es que se elijan diferentes categorías. La idea es que se pueda empatizar con el grupo, especialmente respetando la respuesta del otro, explican. Así como nadie está obligado a responder una pregunta o elegir la categoría profundidad.

Josefina dice que les sorprendió la cantidad de usos que tiene Desconectados. “No sabíamos que se podían usar en tantos contextos como está pasando, porque hoy en día lo juegan en pareja, abuelos con nietos. Todo el tiempo estamos haciendo investigaciones sobre cómo se termina usando y llegan unas historias que nos conmueven un montón. Lo usan en cárceles, escuelas rurales, los psicólogos”, precisa.

Caja para guardar los celulares

El juego incluye una caja para guardar los celulares del grupo y olvidarse durante un largo rato de ellos. Belén y Josefina explican el nombre Desconectados hace alusión, tanto en su momento, a la pandemia como la tecnología, el celular que es una prolongación de la mano 24 x 7. “Nos parecía que esto de conectar con un nosotros, el mirarse a la cara, estaba bueno impulsar esta desconexión de lo tecnológico que nos saca de este momento presente. Nos pareció creativo como hacerlo parte en el propio juego e incluirlo”, dijo Belén.

No es que las emprendedoras estén en contra de la transformación digital, ya que toda la tecnología las ayuda en un montón de cosas, no solo en el negocio sino también en la vida cotidiana, pero querían crear algo que no solo tuviera un impacto social positivo asociado a la desconexión de la tecnología.

“Creo que en una conversación sobre todo cuando uno quiere profundizar sobre algún tema y quiere escuchar la perspectiva del otro o mismo que el otro lo escuche, creo que ahí es como muy importante estar en el presente y dar vuelta el celular para no recibir notificaciones”, agrega Belén.

El éxito de ventas del juego fue una sorpresa para las amigas. “Nos sorprendió mucho el impacto que tuvo el primer juego Desconectados. Nosotras confiamos un montón en el proyecto, pero no sabíamos la fuerza que iba a tener y la fuerza que tiene hoy. Creo que fue gracias al amor y el trabajo que le pusimos a crear una comunidad en donde las personas nos cuentan sus experiencias”, explica Belén que destaca la forma en que se abren los usuarios de redes en su cuenta de Instagram (@enpalabrass), ya sea por mensajes privados o en comentarios. Además de la interacción que tienen en las redes sociales.

Para ambas recibir el feedback es emocionante porque las alienta a continuar creando nuevos juegos. Llevan más de 50 mil juegos vendidos, se envían a todo el país y el próximo objetivo es cruzar las fronteras.

Si Desconectados se venden como un juego para conectar “con tus recuerdos, deseos y sentimientos de la vida en general”, el que le sigue, Destapados, propone conectar “con tus vínculos y sexualidad de una manera divertida y profunda”. Mientras que en Año Nuevo invita a tomar contacto “con tu presente aprendiendo a registrar experiencias, deseos y aspiraciones”.

Junto con los juegos, En Palabras también comercializa una línea de indumentaria que lleva el nombre de Colección Emocional y fue creada también para fomentar la conexión entre personas. “Queremos que las personas puedan hacer de su esencia una moda que les permita ser ellos/as mismos y que puedan elegir ropa que transmita lo que quieran decir. Las prendas incluyen preguntas, frases y recordatorios que funcionan como disparadores para interactuar directa e indirectamente entre conocidos y desconocidos con la intención de sentirse acompañados y comprendidos”, concluye Belén.

Las creadoras compartieron una selección de preguntas que más les gustan de los diferentes juegos:

Desconectados

¿Qué mandatos o presiones creés que se imponen entre varones?

¿Qué rol cumplís en tu familia? ¿Cómo te hace sentir?

Si mirás al pasado, ¿cómo ves al/a adolescente que fuiste?

¿Qué estás trabajando en tu interior y te gustaría compartir?

¿Hay algún aspecto de tu personalidad que te cuesta aceptar? ¿Buscás rechazarlo o integrarlo en tu vida?

¿En qué momento del día tenés tus mejores ideas?

Destapados

¿Qué modelos de relaciones te enseñaron las personas que te criaron? ¿Cuánto de esos formatos moldea tus vínculos actuales?

¿La idealización tiene un rol central en tus elecciones de pareja?

¿Qué actividades te conectan con tu sexualidad?

¿Qué aspectos extrañás de estar soltero/a o en pareja (dependiendo el caso)?

¿Qué es la intimidad para vos?

Año Nuevo

¿Qué lugar ocupó el “modo automático” en tu año? ¿Te gustaría cambiarlo? ¿Cómo?

Si tuvieras que agradecerle a alguien, ¿a quién sería? ¿Por qué?

¿Cómo transitás los cierres de año?

¿Qué nuevos objetivos te proponés? ¿Por qué son importantes para vos?

¿A qué área de tu vida te gustaría darle prioridad? ¿Para qué?

¿Tenés algún miedo? ¿Te está impidiendo tomar decisiones?

FUENTE: INFOBAE